Limpiar la nevera y el congelador es una tarea doméstica que requiere bastante atención. Es necesario limpiar estos espacios con cierta frecuencia para mantener los alimentos frescos y garantizar que los alimentos sean aptos para su consumo. De hecho, la nevera es uno de los electrodomésticos que acumula más gérmenes (bacterias, moho y otros patógenos). Por eso, su limpieza no puede pasarse por alto.
Mantener la nevera y el congelador limpios y organizados no solo contribuye a la seguridad alimentaria, sino que también facilita el acceso inmediato al alimento, aprovecha mejor el espacio, mejora la eficiencia energética y prolonga la vida útil de estos electrodomésticos esenciales.
Una rutina de limpieza regular y la correspondiente organización de tu nevera y congelador son hábitos saludables que benefician tanto a tu familia como a tu cocina. Sigue nuestros consejos, es mucho más fácil de lo que parece.
¿Con qué frecuencia se recomienda limpiar la nevera y el congelador?
La frecuencia recomendada para limpiar la nevera y el congelador puede variar según el uso, la cantidad de alimentos almacenados y las condiciones ambientales.
No obstante, la recomendación estándar es limpiar la nevera al menos una vez al mes, y en el caso del congelador, al menos una vez al año.
Pautas para la limpieza y organización de tu nevera y congelador
Preparación
- Saca los alimentos y guárdalos en una bolsa térmica para conservarlos frescos. Revisa las fechas de caducidad y deshazte de todo aquello que ya esté caducado.
- Desconecta la nevera y el congelador de la corriente eléctrica.
- Saca todos los cajones, bandejas y demás elementos extraíbles para limpiarlos fuera.
Limpieza
- Prepara una dilución del producto Quitagrasas sin espuma pulverizando 5 veces en 2 litros de agua.
- Introduce la bayeta en la dilución y escurre bien.
- Limpia la superficie interior con esta bayeta. Presta atención a esquinas, juntas y zonas de difícil acceso. Utiliza un estropajo suave para las manchas difíciles.
- Limpia todas las zonas tanto del interiores como del exterior, prestando especial atención a las de difícil acceso.
- Para manchas persistentes, utiliza un estropajo suave.
- Aclara con otra bayeta humedecida solo con agua y seca con papel absorbente.
Organización
Planifica la disposición de los alimentos en función de sus necesidades de temperatura y conservación.
Nevera
- Zona alta: aprovecha la zona alta para embutidos, comidas cocinadas, precocinados, conservas abiertas...
- Zona media: reserva la zona media para los lácteos, leche, quesos frescos y yogures, así como los huevos.
- Zona baja: coloca en la parte inferior carnes, aves y pescado.
- Cajones de frutas y verduras: utiliza los cajones preparados para la fruta y verdura en la zona baja de la nevera para mantener estos alimentos frescos y separados.
- La puerta es la zona menos fría y con mayores variaciones de temperatura. Ideal para salsas, mantequilla, mermelada, refrescos... y, en general, productos que no requieren una conservación demasiado rigurosa.
Congelador
- Primer cajón: destina el primer cajón para los alimentos que vas a consumir antes o con más frecuencia: platos cocinados, helados, hielo, etc.
- Compartimentos restantes: en el resto de los compartimentos, asigna espacios separados por grupos: pescados, carnes, aves, verduras, pan...
Otras recomendaciones
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